Con José de Sola analizamos las adicciones tecnológicas durante los días 10 y 12 de septiembre en la “Semana de la Facultad de Ciencias de la Salud” de la Universidad Rey Juan Carlos.
Una de las mesas redondas versó sobre el uso racional de las tecnologías de la información. En ella participaron Antonio Sanz Montemayor (Director Académico del Programa para la Transformación Digital de la URJC) y José de Sola (Psicólogo y director en De Salud Psicólogos). El debate se centró sobre el uso racional de las tecnologías de la información versus su abuso y adicción.
La adicción a las tecnologías
El abuso y adicción al teléfono móvil y a las tecnologías de la información y comunicación en general cada vez se extiende más entre la población general. Ya no es un problema exclusivo de jóvenes y adolescentes, sino también de adultos, muchos de ellos padres. Su nivel de interferencia en la vida cotidiana es lo suficientemente elevado como para analizar los factores que intervienen en su desarrollo.
Las tecnologías no son un problema, sino el tipo de uso que se hace de ellas
Antonio Sanz Montemayor desarrolló un entorno tecnológico cada día más desarrollado así como una progresiva integración y facilitación en nuestra vida cotidiana. Describió un presente y un futuro más cómodo y con cada vez mayores posibilidades y facilidades en la comunicación.
Por el contrario, José de Sola analiza la adicción tecnológica advirtiendo de un peligro claramente vinculado a una vulnerabilidad psicológica. Es decir, el abuso y adicción partirían de una predisposición personal a su desarrollo. Esto significa que el tiempo de uso de los dispositivos no es un factor fundamental, sino la utilidad que se busca de ellos.
De esta forma, cuando se utilizan para fines y tareas concretas, es difícil llegar a desarrollar una adicción. El peligro se encuentra si se invierte un tiempo excesivo sin un fin concreto. Es el caso de cuando los dispositivos se convierten en recurso para calmar y sobreponerse al aburrimiento, ansiedad, sentimientos de inferioridad, el aislamiento o la dependencia social.
La educación y prevención desde la escuela y la familia es la mejor ayuda
No es incompatible el uso de las tecnologías con la salud y equilibrio personal, sino el tipo de utilidad y necesidad asociada. Esto requiere de una educación temprana desde la familia y la escuela, principalmente ante personalidades vulnerables. Así, un niño o adolescente con pocas alternativas de ocio, ansioso e inseguro, con una fuerte dependencia de los demás, sería especialmente vulnerable al desarrollo de una adicción al teléfono móvil.