Dermatilomanía o pellizcarse

La dermatilomanía, también conocida como trastorno de escoriación, escoriaciones neuróticas, pellizcado cutáneo patológico, pellizcado cutáneo compulsivo o escoriación psicógena, consiste en el impulso repetitivo de rascarse, pellizcarse o escoriar la propia piel, provocando heridas cutáneas.

A los periodos de pellizcado precede una gran tensión y ansiedad. En esos momentos existe una necesidad de pellizcar, morder o rasgar una parte del cuerpo, a menudo en lugares en donde se percibe un defecto de la piel.

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¿Cuáles son las consecuencias de la dermatilomanía?

La dermatilomanía es un impulso irresistible y repetitivo que se relaciona o es similar a la tricotilomanía y onicofagia. Sus consecuencias comprenden infecciones, daño tisular y septicemia. Los daños causados por los pellizcos pueden ser tan severos que requieran injertos de piel, llegando incluso a producirse abscesos epidérmicos. Los casos más graves de dermatilomanía pueden llegar a lesiones potencialmente mortales.

Habitualmente la dermatilomanía produce sentimientos de vergüenza y culpa dada la imposibilidad de controlarlo.

¿Cuáles son los síntomas de la dermatilomanía?

La parte del cuerpo más habitual es el rostro. Pero también se observa en brazos, piernas, espalda, encías, labios, hombros, cuero cabelludo, estómago, pecho y extremidades, en uñas y cutículas de manos y pies.

La mayoría de los afectados suelen focalizarse en un área del cuerpo concreta pero también trasladan el acto compulsivo a otras zonas. La frecuencia y duración del comportamiento compulsivo varía; desde varios instantes al día a sesiones que pueden durar horas. La forma más común de pellizcarse es utilizando los dedos, aunque aunque en algunos casos graves también se llegan a usar pinzas o agujas.

 PELLIZCARSE LA PIEL, UNA FORMA DE CALMARSE

La dermatilomanía habitualmente se deriva de una sensación de tensión que lleva a rascarse, pellizcarse o tocarse cualquier parte del cuerpo intentando así que la tensión disminuya. No obstante, a medida que se realiza y se lleva a cabo la sensación de gratificación disminuye dando lugar a sentimientos de arrepentimiento, culpa y vergüenza. Igualmente las lesiones que se producen en la piel hacen que aparezcan también conductas de evitación social, afectiva o sexual, llegándose a veces a al aislamiento. Esto es debido al deterioro que se puede llegar a mostrar en rostros o partes del cuerpo.

Habitualmente, los factores que favorecen la aparición de la dermatilomania son emocionales, como la tristeza, la rabia, ansiedad o el aburrimiento. No hay ninguna intención estética sino el impulso de calmar un estado de inquietud que solo se alivia durante breves instantes. Esto da lugar un nuevo estado y necesidad de pellizcarse en ciclos que acaban llenando de heridas rostros, manos, piernas, pecho o brazos.

Tratamiento psicológico de la dermatilomanía

El tratamiento de la dermatilomanía, en los casos más graves, requiere de un asesoramiento y atención médica. Es habitual en estos casos la prescripción de antidepresivos de forma simultánea al tratamiento psicológico.

Este último se basa habitualmente en una psicoterapia individual junto con la utilización de técnicas como el EMDR, el EFT, la hipnosis clínica, las Técnicas de Integración Cerebral o el Brainspotting. En todo caso, y desde nuestra experiencia como psicólogos, es importante detectar los disparadores que habitualmente dan lugar a este tipo de conductas dado que nos encontramos con un trastorno con fuertes componentes emocionales latentes.

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