La fobia a los insectos, o entomofobia, es una de las fobias más frecuentes. Algunos insectos producen miedo universal, como las arañas. Sin embargo, el no poder convivir con insectos cotidianos es un problema en la medida en que se evita todo lugar donde puedan encontrarse. Igualmente el miedo a los animales, o zoofobia, se manifiesta en temores por distintos animales, siendo lo más cotidiano los perros o gatos.
La gravedad de estas fobias se valora por el nivel de interferencia en la vida cotidiana de los afectados. Obviamente vivir en un casa en donde haya animales o insectos, puede ser un infierno para el afectado y, con frecuencia, motivo de conflictos familiares.
¿Cuál es la causa del miedo a los animales o insectos?
Estas fobias tienen distintos orígenes posibles. Habitualmente se inician en la infancia. Pueden derivar de alguna experiencia traumática directa con algún insecto o animal, haber sido aprendidas de los padres o de otras personas, a raíz de alguna película o libro que produjeron temor, o ser una derivación y expresión de una angustia más profunda.
¿Cuáles son los síntomas del miedo a los animales o insectos?
Las personas que padecen esta fobias manifiestan:
- Ansiedad extrema, palpitaciones, presión en el pecho.
- Sudoración y taquicardias.
- Pueden llegar a producirse ataques de pánico.
- Temor a perder el control, desmayarse.
- Conductas de evitación, huyendo o rehuyendo todo lugar en donde puede haber un animal o insecto.
Inevitablemente esto lleva a evitar viajes, salidas o determinadas personas, cerrar las ventanas de toda la casa, produciéndose muchas veces un aislamiento progresivo que hace la vida imposible, no solo al propio afectado sino también a quienes le rodean.
En 1920 el psicólogo norteamericano John Watson quiso demostrar como se originaban las fobias. En un experimento muy polémico tomó a un bebé de un orfanato. Al bebé se le presentó una rata blanca y él quiso jugar con ella. Sin embargo, al tratar de hacerlo, se hacía sonar un ruido muy fuerte que lo asustaba. Después de repetir varias veces lo mismo, el bebé terminó sintiendo miedo por la rata. Después se introdujeron otros animales como conejos, o perros. En todos los casos, el pequeño acabó sintiendo miedo a diversos animales. El experimento del pequeño Albert duró casi un año. Al final, el bebé había pasado de ser muy tranquilo a estar prácticamente en un estado de continua ansiedad. John Watson fue expulsado finalmente de la universidad en donde se realizó el experimento, aunque sin embargo demostró que muchas fobias se originaban por un condicionamiento y asociación con otros estímulos que universalmente producen temor o una respuesta de alerta y huida.