Una crisis de identidad es una expresión de profunda duda de uno mismo, de quien se es realmente, acompañado de sentimientos de vacío o de soledad.
Las crisis de identidad pueden ser un rasgo permanente en donde uno se siente perdido o asustado ante la idea de no poder definirse. También existen crisis de identidad tras pérdidas personales de seres cercanos o queridos, resultado del duelo. No obstante, las crisis más habituales y conocidas son las de la adolescencia en donde se produce un proceso progresivo de independencia e individualización.
¿Cuáles son las causas de las crisis de identidad?
Hay dos tipos de crisis de identidad: las de la adolescencia, con la búsqueda de sentido e individualidad que la caracterizan, y las de acomodación personal resultante de un duelo tras la pérdida de alguien cercano, por abandono, separación o fallecimiento. Ambas son transitorias.
Sin embargo, cuando la crisis es permanente el origen debemos buscarlo en el núcleo familiar, en las primeras relaciones con los padres o figuras de referencia.
¿Cuáles son los síntomas de las crisis de identidad?
Las principales manifestaciones de las crisis de identidad son:
- Ansiedad.
- Desorientación.
- Sentimiento de vacío.
- Astenia.
- Despersonalización.
- Tristeza o depresión.
- Dudas o indecisión.
- Falta de confianza personal.
- Inseguridad.
- Constantes comparaciones con otros.
- Desmotivación general.
- Sensación de no conocerse, de no saber quien se es.
Marisa fue una de nuestras pacientes. Inicialmente vino a consulta en tratamiento con su pareja por la constante frialdad y rutina que ambos decian tener en su relación. Sin embargo, a lo largo de las sesiones del tratamiento comenzó a quedar claro que tenía auténticas dificultades para identificar lo que deseaba, lo que era e, incluso, lo que sentía.
Tras ser derivada a una psicoterapia individual, se observó que Marisa se definía por lo que los demás decían de ella, sentía que había que hacer lo que otros indicaban, realmente no tenía claro en cada momento que deseaba y siempre preguntaba a su pareja, no tenía criterio propio y se le ponía en un gran aprieto cuando se le pedía que se esforzara en expresar sus deseos, hablando constantemente de ella por lo que otros le habían dicho.
Realmente Marisa no deseaba enfrentarse a preguntas tan simples como quien era y qué quería. Le producía una gran angustia e inseguridad, no lo sabía. Era lo que otros decían, y quería lo que su marido, amigos o familia deseaban.
Tratamiento psicológico de la crisis de identidad
Desde nuestra experiencia como psicólogos, en las crisis de identidad encontramos otros problemas como la angustia, miedo, ansiedad o la imposibilidad de tomar una decisión, de aquí que el tratamiento, dependiendo de si estamos ante una crisis de identidad transitoria o más permanente, se apoye en la psicoterapia breve en el primer caso, o en una psicoterapia de larga duración, en el segundo caso.
En ambos casos resulta necesario el complemento de la psicoterapia de grupo, así como técnicas específicas de tratamiento con el EMDR, el Brainspotting, el Focusing, o el psicodrama.