El sentimiento de vergüenza no es más que la expresión de una sensación interna de ser insuficiente o inadecuado, habitualmente en situaciones sociales. En la vergüenza existe un temor interno y constante a potenciales críticas externas, a no estar a la altura de otras personas, así como de cometer errores que dejen en evidencia una falta de capacidad. Aunque en algún punto pueden relacionarse, el sentimiento de vergüenza es distinto al sentimiento de culpa. Este último deriva de la sensación de haber hecho algo malo o de haber perjudicado a otros.
¿Cuáles son las manifestaciones del sentimiento de vergüenza?
La vergüenza es un mecanismo de adaptación al entorno social, señalándonos lo que es correcto y aceptable. Sin embargo, en los casos más graves dificulta el bienestar personal y las relaciones sociales, expresándose en:
- Sensación de incapacidad frente a tareas o situaciones sociales.
- Sentimientos constantes de ser inferior a los demás.
- La impresión frecuente de hacer las cosas mal.
- Elevada sensación ridículo.
- Perfeccionismo.
- La percepción de toda situación o reto como imposible.
- Bloqueos emocionales.
- Alabar en exceso a los demás en detrimento de uno mismo.
- Muy baja autoestima.
- Excesiva sensibilidad a los comentarios de otras personas.
- Sensación desmedida de fracaso.
¿Cuál es el origen del sentimiento de vergüenza?
Su posible origen es diverso, aunque en general se relaciona con la sensación de haber sido visto, observado o tratado como insuficiente durante la infancia. Padres muy duros, exigentes, perfeccionistas, con más capacidad de burlarse y reprochar los errores que de alabar y reconocer los méritos de sus hijos, pueden producir una inseguridad personal que deriva en el sentimiento de vergüenza.
Igualmente repetidas experiencias duras y traumáticas de fracaso, con burlas y reproches del entorno también son el caldo de cultivo de una futura sensación de incapacidad, inadecuación o insuficiencia.
¿Cuáles son las consecuencias del sentimiento de vergüenza?
Como se ha mencionado, la vergüenza es algo natural y es un medio de adaptación al entorno. No obstante, cuando desborda, limita e interfiere la vida diaria se convierte en patológico y perjudicial.
Resultado del sentimiento de vergüenza excesivo es la evitación constante de retos o situaciones sociales, ocultamiento de uno mismo, timidez, eritrofobia o ponerse rojo con frecuencia, así como fobias sociales, inseguridad constante, baja autoestima, autorreproche, miedo al fracaso, o el llamado ‘Síndrome del Impostor‘ basado en la sensación de no merecer nada de lo que se tiene o se logra en la vida. En los casos más extremos puede producir ansiedad y depresión.
Julián, un chico de 24 años, acudió a nuestra consulta por su excesiva timidez. De hecho, fue su madre quién nos contactó, debido a la incapacidad de su hijo para relacionarse y lograr acabar su carrera de arquitecto. En efecto, el tener que presentar públicamente su trabajo de fin de carrera había hecho que Julián aplazase constantemente el último curso. Le aterrorizaba imaginarse en una presentación pública. Aún cuando su tutora le reconocía perfectamente capaz de hacerlo y presentarlo con éxito, estaba paralizado.
Igualmente, apenas tenía amigos. Siempre salía con un amigo íntimo, pero cuando se unía más gente se bloqueaba y regresaba a casa desesperado, con la sensación de haber hecho el ridículo al no haber sido capaz de hablar con los demás. En cuanto a chicas, ni se imaginaba la posibilidad de gustar a alguien, de quedar con alguna y mucho menos de tener una relación, aunque lo deseaba con fuerza. Eso era para los demás, él no se sentía a la altura.
Tratamiento psicológico del sentimiento de vergüenza
Aunque a veces pueda parecer poco importante, la vergüenza con frecuencia es un sentimiento tan incapacitante que impide el curso de una vida normal. De poco valen los consejos bienintencionados que amigos o familiares suelen dar (‘deja de lado el qué dirán’, ‘olvídate de lo que pueda pensar la gente’, ‘no eres menos que otros’, etc). Se trata de un sentimiento debajo del cual se encuentra una emoción incontrolada ajena a cualquier razonamiento objetivo y racional.
Esto implica la necesidad de una psicoterapia individual capaz de alcanzar el origen de dichas emociones, resolviendo o minimizando los sentimientos de insuficiencia originales. En los casos más graves, cuando los bloqueos emocionales literalmente imposibilitan totalmente la vida cotidiana, puede ser útil una ayuda médica farmacológica complementaria a la psicoterapia.
Adicionalmente al tratamiento individual, en ocasiones, es de utilidad una psicoterapia de grupo, así como el uso durante las sesiones personales de técnicas y recursos como la Integración del Ciclo Vital (ICV), el EMDR, el Brainspotting, el EFT, las visualizaciones, la hipnosis clínica o las Técnicas de Integración Cerebral.