Una alimentación sana es aquella que proporciona un estado óptimo de salud y favorece el bienestar general, tanto físico como psíquico, cubriendo las necesidades energéticas y estar equilibrada en azúcares, proteínas y grasas. Esto no ocurre cuando hablamos de malos hábitos alimentarios.
En general, los problemas de alimentación se basan en malos hábitos alimentarios, por exceso, por falta de alimentación, mala calidad de la misma o una inadecuada regularidad en los horarios de las comidas.
¿Cuáles son los errores habituales de alimentación?
Los principales errores de alimentación son:
- Beber más refrescos que agua para calmar la sed.
- Abusar de productos ‘light’ o dietéticos.
- Picar entre comidas para calmar el hambre, con una alteración en el ritmo y horarios de alimentación.
- Saltarse el desayuno y compensarlo con un café.
- Comer rápido, con prisas y comida preparada o ‘basura’.
- Exceso de alcohol, grasas saturadas y azúcares.
- Acostarse nada más comer.
- Comer mientras se trabaja o se hace algo importante.
- Ausencia de una dieta variada, como siempre lo mismo.
- Comer en horarios distintos.
¿Cuáles son las consecuencias de los malos hábitos alimentarios?
La OMS indica que diez de los mayores riesgos para la salud se relacionan de forma directa con la alimentación. En efecto, la alimentación está muy relacionada con la salud, tanto física como psicológica, la esperanza de vida y con la calidad de dicha esperanza.
Por ello, los malos hábitos alimentarios tienen consecuencias relevantes tanto físicas (trastornos metabólicos y alteraciones en el peso) como psicológicas derivadas por carencia de principios nutrientes básicos y necesarios para un adecuado funcionamiento cerebral. Así, podemos encontrarnos con problemas psicológicos como:
- Depresión.
- Hiperactividad.
- Problemas en el sueño.
- Ansiedad.
- Falta de concentración.
- Alteraciones en la memoria.
Los aditivos son sustancias que, sin ser alimentos o tener valor nutricional, se añaden a los alimentos para modificar sus cualidades organolépticas o para facilitar o mejorar su proceso de cocción y/o conservación. Normalmente los empleados en la industria alimentaria están regulados tanto nacional como internacionalmente, habiéndose determinado su inocuidad y la cantidad máxima diaria permitida. Entre ellos, destaca en los últimos tiempos por su polémica, el Glutamato monosódico o E621. ¿Es un aditivo adictivo?. En general, el glutamato es un potenciador del sabor, responsable del sabor sabroso de mucho alimentos. Tras últimos estudios, se ha declarado inofensivo para la salud y no adictivo, si bien, al hacer la comida más sabrosa, estimula a comer más y a volver a repetir. La cuestión es en que tipos de alimentos se utiliza, siendo, principalmente, alimentos muy procesados, de alto contenido en azúcares refinados, grasas y alto poder calórico.
Tratamiento de los malos hábitos alimentarios
Dada la importante problemática psicológica derivada de los malos hábitos de alimentación, siempre es necesario, previamente a una psicoterapia, y en la fase previa de evaluación, una supervisión de dichos hábitos mediante nuestro servicio de asesoramiento médico. Desde ahí se valora la necesidad de un tratamiento médico-psicológico según el caso.
Hay que tener en cuenta que, en algunas ocasiones, los malos hábitos alimentarios son los responsables directos de algunos trastornos psicológicos y, en otras, los acompañan. Con lo cual, el tratamiento varía desde simplemente el restablecimiento de hábitos de vida saludables a una psicoterapia individual, además del propio seguimiento médico.