El Trastorno disociativo es una alteración de la memoria, conciencia, identidad o percepción corporal y del entorno. Suele ser una consecuencia directa de traumas psicológicos no integrados adecuadamente, que dan lugar a una escisión, a una disociación, en partes más o menos aisladas de la personalidad global.
En general, la disociación es un mecanismo defensa, respuesta a la ansiedad, destinado a salvaguardar la integridad. La parte o partes disociadas permanecen activas y, a veces, encapsuladas, lo que da lugar a cambios de humor, ataques de pánico, dolencias físicas, o a distintos estados o personalidades en los casos más graves.
¿Cuáles son las causas y consecuencias más habituales del Trastorno disociativo?
Las causas del Trastorno disociativo suelen ser experiencias traumáticas muy intensas, aisladas o repetidas en el tiempo, frecuentemente durante la infancia. Las partes o memorias implicadas en dichas experiencias se aislan y encapsulan del resto de la personalidad manteniendo viva en el tiempo la actividad emocional que las produjo. Esto da lugar a síntomas en principio inexplicables, como la ansiedad generalizada, los ataques de pánico o trastornos psicosomáticos como dolores crónicos, entre otros. En algunos casos, pueden producirse distintos estados de personalidad sin conciencia entre ellos.
¿Cuáles son los síntomas del Trastorno disociativo?
Los principales síntomas del trastorno disociativo son:
- Pérdida de memoria o amnesia de acontecimientos, conversaciones o comportamientos.
- Desorientación en tiempo y espacio en determinados momentos.
- Sintomas psicosomáticos como dolores corporales, anestesias o temblores, entre otros.
- Cambios bruscos de humor no explicados por acontecimientos externos.
- Imágenes o sensaciones intrusivas repetitivas.
- Pesadillas y dificultades para dormir.
- Problemas de alimentación.
- Ansiedad generalizada.
Las guerras, desastres naturales, los atentados terroristas, accidentes, violaciones y agresiones, pérdidas traumáticas de seres queridos, entre otros, suelen ser causas conocidas del trastorno disociativo. Sin embargo, el estrés postraumático con más capacidad de dañar, es el derivado de constantes acontecimientos traumáticos durante años, como situaciones de abuso infantil o un maltrato físico o psicológico continuado. Igualmente la ausencia de un contacto cercano, de afecto, el rechazo o la frialdad de los seres queridos de los que se depende son también causas que pueden conducir a estados disociados. También lo hemos observado en personas con años de sufrimiento de bullying o mobbing laboral.
La disociación no es más que un mecanismo de defensa que puede manifestarse desde estados emocionales o de conciencia, a sensaciones corporales inexplicables. Es el caso de la anestesia en algunas zonas del cuerpo, percepción de olores, ruidos, sabores, sensaciones táctiles, flashbacks o recuerdos fragmentados, desorientación espacial, etc.
Tratamiento psicológico del Trastorno disociativo
El tratamiento psicológico del Trastorno disociativo requiere de una psicoterapia individual prolongada que permita resolver y volver a integrar las partes disociadas de la personalidad desde los eventos traumáticos. Con frecuencia es necesario acudir a los orígenes, cuando estos ocurrieron. La reintegración de la personalidad se logra cuando progresivamente se libera la carga emocional ‘atrapada’ y correspondiente a los tiempos en que se encapsuló como forma de defensa global. Es necesario reintegrar al ‘ahora’ lo que pertenece al ‘pasado’, a fin de poder valorar las antiguas experiencias con una perspectiva actual.
Adicionalmente, técnicas como el EMDR, el EFT, la hipnosis o el brainspotting, Técnicas de Integración Cerebral, entre otras, pueden ayudar notablemente en el curso de la psicoterapia y del tratamiento global.