La psicoterapia prolongada, o de larga duración, es una forma de psicoterapia individual con una extensión en tiempo y en objetivos no limitados con anterioridad.
La psicoterapia prolongada, dada su duración, pone en juego durante el tratamiento mecanismos como la vinculación segura con el terapeuta y la transferencia. Este modelo se basa en un estilo de psicoterapia dinámico en donde tiene más importancia el análisis interno de las dificultades que la concreción de objetivos.
¿Cuándo y en qué casos se utiliza la psicoterapia de larga duración?
La psicoterapia prolongada la utilizamos cuando resulta difícil definir un foco u objetivo concreto, interesando más la dinámica interna del problema. En este caso es más importante el análisis y la solución que el tiempo de tratamiento, aunque una mejora rápida siempre es una pretensión en toda psicoterapia.
Federico acudió a nuestra consulta de psicólogos con la sensación de que algo no iba bien en su vida, aunque no sabía definir con claridad el qué. Quería tomarse un tiempo de análisis personal sin pretensiones específicas, dedicarse a sí mismo.
Este planteamiento es el propio de una psicoterapia de larga duración o de duración prolongada. No existe un objetivo claramente definido, existe voluntad de autoconocimiento, no hay prisas ni urgencia. El análisis personal durante los dos años que duró la psicoterapia le permitió a Federico descubrir y comprender su evolución. Resolvió las vivencias dolorosas sufridas, entendió el por qué de sus síntomas y desarrolló una nueva imagen de sí mismo y un bienestar del que había carecido.
El tratamiento psicológico con psicoterapia de larga duración
La utilización de la psicoterapía de larga duración implica de partida un planteamiento amplio en tiempo y objetivos. Es un abordaje en profundidad ante una problemática con diversos focos.
Frecuentemente suele combinarse con la psicoterapia de grupo, la psicoterapia de pareja o de familia, utilizándose también con técnicas adicionales como coadyudantes del tratamiento.