Llamar la atención o el cuidado de otros puede llevar a enfermedades que realmente no existen o, por lo menos, no son lo que parece. Este es el ‘Trastorno Facticio’ o hacerse el enfermo, también conocido como ‘Síndrome de Münchausen’. Se trata de un comportamiento que busca engañar a los demás haciéndose uno mismo el enfermo, enfermándose a propósito o autolastimándose. Puede mostrarse también cuando los miembros de la familia o personas responsables del cuidado declaran falsamente que otros, por ejemplo los niños, están enfermos, lesionados o afectados. En este último caso se trataría de un ‘Trastorno Facticio impuesto a otros’, también llamado ‘Síndrome de Münchausen por poderes’ .
El Trastorno Facticio deriva de una auténtica necesidad o impulso incontrolable y repetitivo de llamar la atención. Debe diferenciarse de la simulación de enfermedades con fines concretos, como por ejemplo, obtener para una invalidez permanente, una indemnización o la exclusión de una pena de cárcel.
¿Cuáles son las consecuencias del Trastorno Facticio?
Los casos de Trastorno Facticio o hacerse el enfermo suelen ser un quebradero de cabeza para los médicos de atención primaria. Habitualmente los derivan a especialistas, y de ahí a los servicios psiquiátricos o psicológicos en un constante ir y venir de un sitio a otro.
Así, quienes padecen el Trastorno Facticio de personalidad están dispuestas a llegar muy lejos con tal de que se les atienda. Esto puede tener implicaciones muy graves, como autolesionarse intencionadamente o iniciar tratamientos médicos, psicológicos, psiquiátricos o incluso quirúrgicos innecesarios. También pueden llegar a poner en riesgo a otras personas, como por ejemplo, a los hijos o personas dependientes como los ancianos, atribuyéndoles enfermedades falsas.
En general, pueden encontrarse consecuencias como:
- Malestares incomprensibles para el médico o psicólogo.
- Lesiones o muerte por afecciones autoinfligidas.
- Problemas graves por infecciones o cirugías, u otros procedimientos innecesarios.
- Pérdida de órganos o extremidades por cirugías innecesarias.
- Abuso de alcohol o drogas.
- Alteración muy significativa con problemas en las relaciones personales, sociales, familiares o laborales.
- Abuso y peligro, cuando la conducta se inflige a otras personas, como en el caso de niños, ancianos o personas desprotegidas.
¿Cuál es la causa del Trastorno Facticio o hacerse el enfermo ?
No se conocen las causas del Trastorno Facticio, aunque se sabe que es resultado de problemas psicológicos como vivencias traumáticas previas. Así, entre otras, nos encontramos con:
- Traumas infantiles, tales como abuso sexual o maltrato emocional o físico.
- Una enfermedad importante en la infancia que requirió de mucha atención por parte de padres o cuidadores.
- La pérdida de algún ser querido por muerte o abandono.
- Baja autoestima e identidad personal, con mucha necesidad de atención.
- Depresión.
¿Cómo se muestra el Trastorno Facticio de personalidad?
Las personas que padecen el Trastorno Facticio pueden llegar muy lejos para ocultar el engaño. Por ello es muy difícil detectar que síntomas forman parte de un trastorno psicológico. En este sentido, son capaces de continuar con el engaño aún sin beneficios, incluso cuando se enfrentan con pruebas que no respaldan sus molestias.
La producción intencionada de síntomas puede ser:
- Inventada (quejas de dolor, fatiga, mareos, etc).
- Con lesiones autoinflingidas (heridas, sangrados, ingesta de alimentos en mal estado, etc).
- Mostrar exageración de un trastorno real existente o anterior.
¿Cuáles son los síntomas del Trastorno Facticio o hacerse el enfermo?
En general, las personas con este trastorno pueden mostrar los siguientes signos y síntomas:
- Amplios conocimientos de términos y enfermedades.
- Excesivo dramatismo y exageración al hablar de sus enfermedades.
- Síntomas vagos o contradictorios.
- Empeoramientos sin razón alguna.
- Ninguna terapia o tratamiento médico funciona
- Llegan a cambiar constantemente de médicos u hospitales, utilizando incluso nombres falsos.
- Resistencia y agresividad ante la posibilidad de contactar con familiares, amigos u otros profesionales de la salud que les conocen.
- Frecuentes hospitalizaciones así como empeño en someterse a constantes pruebas u operaciones quirúrgicas.
- Autolesiones y producción de trastornos o afecciones si no logran ser atendidos.
- Largo historial de tratamientos, o incluso cicatrices de anteriores procedimientos quirúrgicos.
- Agresividad y discusiones con los profesionales de la salud.
El Trastorno Facticio de personalidad es ampliamente conocido a través de la historia. De hecho, en la obra maestra de Molière ‘El enfermo imaginario’ podemos ver, en forma de crítica y sátira hacia los médicos del siglo XVII, el divertido caso de Argan. Es el caso de un hombre maduro, pero sano como un roble, que obsesionado con la idea de que está enfermo se pasa la vida consultando a médicos e ingiriendo medicinas. Su manía llega hasta el extremo de querer casar a su hija con un médico, con la intención de tener siempre a mano “la fuente de los remedios necesarios”, sin necesidad de gastar dinero.
Paradójicamente Molière murió tras una representación teatral en donde él mismo representaba el papel de enfermo imaginario.
Tratamiento del Trastorno Facticio
No es nada fácil el tratamiento del Trastorno Facticio de personalidad. Como estas personas desean asumir el papel de enfermas, habitualmente no están dispuestas a buscar o aceptar un tratamiento psicológico. De hecho, puede producirse un aumento de sus ‘enfermedades’, agresividad o cambio de profesional si no son atendidos sus requerimientos.
La creación de un buen vínculo con el paciente es fundamental, interpretando sus necesidades más básicas desde las enfermedades que refiere. Si se consigue, una psicoterapia individual, con la utilización y ayuda de técnicas como el EMDR, el Brainspotting, el EFT o la Hipnosis clínica, puede ser de gran utilidad en la medida que pueden tratarse las vivencias y emociones más básicas que han producido la necesidad de obtener tanta atención de los demás. En definitiva, si alguien busca de esta forma ser atendido y escuchado, es porque lo necesita.