Desde hace años, ha crecido progresivamente el individualismo en las relaciones interpersonales, en donde la ausencia de dependencias emocionales se ha convertido en un objetivo valorado. Esto implica mirar más por nosotros que por los demás. Desde esta perspectiva, parece más sano y adecuado la propia satisfacción que la de las personas que nos rodean sin importarnos el daño producido, principalmente a través de las diferentes formas de ghosting en las redes sociales y páginas de contactos. Y es que, en efecto, parece que nos hemos adentrado en una era de narcisismo personal en donde multitud de cretinos emocionales se aferran a sus propios intereses desentendiéndose del efecto sobre los demás.
La ausencia de responsabilidad afectiva no es exclusiva de las relaciones de pareja. Lo podemos ver en diversos contextos, como en los contactos o amistades, en la familia o en el entorno laboral. Tampoco hay diferencias de género, hombres y mujeres son capaces producir el mismo daño.
¿Qué es la Responsabilidad Afectiva?
La responsabilidad afectiva consiste en la capacidad de hacernos responsables de nuestros actos y sentimientos en nuestra relación con los demás, entender el impacto que pueden producir en ellos, lo que implica empatía y consideración por los sentimientos del otro.
Nos encontramos en una sociedad cada vez más narcisista y egocéntrica, en donde impera la urgencia y la fragilidad de las relaciones. En cierto sentido, está bien visto considerar a las personas como mercancías para satisfacer nuestras necesidades. El consumismo material y la superficialidad han llegado a las relaciones afectivas y sociales, algo que podemos ver en las redes sociales y páginas de contactos, en donde, multitud de narcisistas sin alma, muestran su cuerpo, su forma de bailar, lo que comen, como visten, donde viajan o lo felices que son, con la finalidad de venderse.
La Responsabilidad Afectiva en la pareja
Como psicólogos, en donde más observamos ausencia de empatía y falta de responsabilidad afectiva es en el ámbito de las relaciones de pareja. Frágiles relaciones creadas online, se esfuman sin ninguna consideración por una de las partes que desaparece abruptamente o, sencillamente, da por terminada la relación sin explicaciones. Existe un afán por la prueba, por la conquista sin implicaciones afectivas. Es casi un test del atractivo personal y del valor sexual que se tiene en el mercado.
Existen multitud de hombres y mujeres separados tras largas relaciones, decepcionados de largos lazos emocionales serios, que entran en la compra-venta de relaciones efímeras basadas exclusivamente en la diversión y el placer. Si alguien se ‘engancha’, es problema suyo. El engaño, el postureo y la apariencia son herramientas básicas. Ante todo prima el número de conquistas, y los ‘match’.
Pero, igualmente, las relaciones de pareja se ven cada vez más imbuidas por este espíritu individualista y egocéntrico. La escasez de empatía se manifiesta en la búsqueda de la propia satisfacción, en el fastidio por las incomodidades de la convivencia. Frecuentemente se espera que sea la otra parte quien se adapte con el habitual ‘yo soy así, ya lo sabías’ o ‘no me vengas con problemas’.
La Responsabilidad Afectiva con la familia y amigos
A nadie se le escapa que la falta de empatía la podemos encontrar también entre padres incapaces de empatizar con las necesidades de sus hijos; de hijos que, al hilo del individualismo actual, ignoran las necesidades de sus padres cuando les necesitan, o de personas que se aprovechan de la buena voluntad de sus amigos, sin tener en cuenta sus necesidades.
Como psicólogos, hemos visto a muchos padres destruyendo la espontaneidad e independencia de sus hijos, con la creencia que les deben todo y que tienen que hacer y ser como se les dice. Pero también son muchos los hijos que, siendo ya independientes, siguen pidiendo a sus padres sin apenas atender a sus necesidades. O esos amigos que requieren de constantes atenciones pero luego no están cuando se les necesita.
La Responsabilidad Afectiva en el ámbito laboral
Si bien es cierto que la falta de responsabilidad afectiva se ha estudiado con mayor frecuencia en la pareja, sin embargo no debemos de olvidar que en el entorno laboral convivimos con multitud de personas durante muchas horas al día y con las que, queramos o no, establecemos vínculos. Desde esta perspectiva podemos dañar o ser dañados por compañeros o superiores que practican un liderazgo sin sensibilidad y sin considerar el factor humano.
En nuestra consulta de psicología nos llegan con frecuencia personas trituradas emocionalmente por las actitudes de determinados compañeros, superiores o clientes. Lo curioso de estos casos es que no se les suele dar importancia, se considera que este sufrimiento forma parte del trabajo, es una debilidad. Sin embargo, ahí están las abrumadoras estadísticas de largas bajas laborales por depresión, de personas que sufren ansiedad ante la sola posibilidad de volver a su trabajo.
¿Qué es lo que está fallando?. Desde luego que estamos ante claros indicadores de una escasa responsabilidad afectiva laboral. Competitividad, envidias, o celos entre compañeros, o directivos con liderazgos exigentes, arbitrarios y déspotas en donde los sentimientos no existen y lo importante es la eficacia. No es novedad la existencia de empresas con altas tasas de suicidio entre sus empleados, hecho que concurre con elevados niveles de psicopatías y sociopatías entre sus directivos. En efecto, en amplios contextos laborales se valora la agresividad y el despotismo como forma de dirección. Es un perfil que se asocia a la eficacia y al éxito, tal y como refleja el estereotipo de ‘ejecutivo agresivo’.
Por lo tanto, la responsabilidad afectiva en el ámbito laboral se basa en la conciencia de cómo afecta la propia actitud en compañeros, empleados, clientes, proveedores y en el clima laboral en general. Parece que en este ámbito la empatía está mal vista, es una sensiblería no productiva. Ahí tenemos sin embargo el mobbing o acoso laboral o el conocido síndrome de Burnout, de estar quemado.
¿Qué es lo contrario de la Responsabilidad Afectiva?
Ya hemos visto el daño que podemos hacer o nos puede hacer la ausencia de responsabilidad afectiva. Pensar constantemente en uno mismo sin considerar los sentimientos de los demás, la ausencia de empatía o capacidad de ver más allá de nosotros o sentir que el éxito y la felicidad se asocia al individualismo y materialismo, es lo contrario de una actitud responsable con los demás.
La responsabilidad afectiva es aplicable a cualquier tipo de vínculo. Sea en el entorno laboral, o en el de la pareja, amigos o familia, el daño que podemos sufrir o producir es enorme. Toda una cultura del consumismo, materialismo e individualismo mal entendido, ha creado un contexto de relaciones superficiales, frágiles y tóxicas en donde multitud de narcisistas se sienten superiores y exitosos en su entorno.
Es evidente que tanto el daño sufrido como la capacidad de provocarlo, deben ser tratados por un equipo de psicólogos que ofrezca la fortaleza y protección necesarias a los afectados, así como el análisis de las motivaciones que pueden llevar a alguien a olvidar a los demás.
José de Sola
DE SALUD PSICÓLOGOS / Psicólogos en Madrid / Psicólogos en Málaga